13 de julio de 2011

Desempleo juvenil "sobradamente preparado"

Un breve comentario sobre algo que se oye y se lee bastante a menudo acerca de la lacra del desempleo juvenil. Casi pareciera que es imposible hablar del tema sin quejarse del hecho de que tantos milones de jóvenes españoles estén tan "excelentemente formados" que cuenten en su haber con tal o cual titulación universitaria, además de un título de postgrado en algunas ocasiones, y sin embargo no acierten a encontrar trabajo fijo más allá de desempeñarse como cajero de un supermercado o camarero de un bar. Yo, como es obvio, también constato el hecho, como constato igualmente el hecho de que la amplia mayoría de dichos jóvenes son licenciados en Magisterio, una de las filologías, Historia o algo similar, pero suelen escasear los ingenieros que no encuentran otra cosa que un trabajo de cajero en Mercadona. Lo digo porque da la impresión de que bien poca gente se plantea lo que a mí, por el contrario, me parece que es precisamente la raíz del problema, esto es, que la nuestra es una sociedad poco dada a las ciencias y las tecnologías y demasiado volcada quizá en las humanidades. O, lo que es lo mismo, que a lo mejor esos jóvenes no están tan "sobradamente preparados" como se afirma. Al fin y al cabo, en una sociedad de mercado (porque vivimos en una sociedad de mercado, en caso de que alguien se haya olvidado) la preparación que cuenta es la que puede venderse en el mercado de trabajo. Nadie debiera sorprenderse por estar "sobradamente preparado" en un campo para el que hay poca oferta de puestos de trabajo y después quejarse de que uno está en el paro. Y cuidado, porque lo dice alguien que estudió Ciencias Políticas en la Universidad y acabó trabajando de informático. Está muy bien eso de estudiar lo que a uno le gusta, pero no podemos quejarnos después de que no se nos ofrecen puestos de trabajo en dicho ámbito. Se trata de algo, además, que seguramente cambiaría bien poco en cualquier otro sistema económico, para ser honestos. Al fin y al cabo, la función de un puesto de trabajo es hacer algo de utilidad a la sociedad en su conjunto. Si, por lo que quiera que fuere, nos despertásemos mañana viviendo en una sociedad socialista (por poner un ejemplo), se me hace difícil concebir que pudiera ser de otra forma.

¿Cómo salir de este hoyo, entonces? Pues haría falta fomentar las disciplinas científicas y tecnológicas ya desde la escuela primaria, lo que requeriría entre otras cosas abandonar la pedagogía fundamentalmente libresca que tanto nos gusta por estos lares (algo seguramente asociado al apego por las humanidades a que me refería algo más arriba). Además, convendría que nuestros medios de comunicación (sobre todo los públicos) hicieran otro tanto. Y haría falta, en fin, que fuéramos capaces de construir una identidad propia alejada de los estereotipos sobre el "duende" y el "arte" congénito a nuestra gente. Si tanto nos repetimos una y otra vez que por aquí tenemos "un arte muy especial", que somos unos "genios de la improvisación", que todo hijo de vecina es "original" y "creativo" y además se nos presentan continuamente a los artistas, escritores y deportistas como modelos a imitar (y raramente, todo hay que decirlo, a un científico o un programador), tiene poco de extraño que la amplia mayoría de la gente sienta atracción por esos campos.

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