29 de junio de 2008

Elección de cargos dirigentes mediante el sufragio directo de los militantes.

Continuemos con las propuestas constructivas para profundizar la democracia interna en el Partido Socialista. Cualquiera que conozca la realidad orgánica de nuestro partido sabe que la dirección provincial suele ver al Secretario General y al Secretario de Organización de las Agrupaciones Locales como los garantes del apoyo de sus bases llegado el momento de elegir una nueva Ejecutiva. En otras palabras, en lugar de trabajarse directamente el apoyo de los militantes de base, quienes aspiran a hacerse con el poder a nivel provincial solamente prestan atención a los secretarios generales y de organización de cada Agrupación Local. Como puede suponerse, esto no es accidental y tampoco puede decirse que sea poco razonable. Más bien al contrario, se trata de una consecuencia inevitable del modelo de democracia indirecta, de representación delegada y a menudo mediatizada, que marcan nuestros Estatutos. Si partimos de la triste realidad de unas Agrupaciones Locales donde el debate auténtico brilla por su ausencia y las asambleas no hacen casi sino rubicar prácticamente cualquier cosa que se les presente desde sus respectivos comités ejecutivos sin que se produzca discusión alguna sobre los temas a tratar, tiene bien poco de extraño que sucedan estas cosas. En definitiva, la tan cacareada democracia interna (que, sin lugar a duda se mantiene al menos en sus aspectos formales) acaba siendo viciada debido a las distorsiones introducidas por un sistema que favorece la estabilidad de los cuadros intermedios a costa de menguar las cuotas de poder que deberían corresponder legítimamente a los militantes de base. En este sentido, periódicamente se dejan oír comentarios a favor de la democratización del partido y la potenciación de la figura del militante desde los sectores que suelen autodenominarse como críticos, pero que raramente cumplen sus promesas cuando aciertan a reemplazar a los oficialistas en las ejecutivas territoriales. O, lo que es lo mismo, que la defensa de la democratización de las estructuras orgánicas no suele ser sino un mero recurso retórico para criticar a quienes se encuentran en la dirección, pero raramente tiene expresión en medidas concretas, detalladas y factibles que puedan llevarse a la práctica.

Pues bien, me propongo aquí esbozar una alternativa que nos permita salir de este eterno impasse. No se trata de defender programas utópicos e irrealizables, sino de aplicar aquello que ya se ha demostrado como perfectamente factible en otros lugares. Me refiero, en concreto, a la elección de los cargos dirigentes mediante el sufragio universal, directo y secreto de todos los militantes, algo tan factible que hasta ERC lo ha llevado recientemente a la práctica. Una medida como esta tendría automáticamente varias consecuencias que me parecen enormemente positivas: en primer lugar, marcaría distancias entre los socialistas y otros partidos políticos españoles, señalándonos una vez más como pioneros en lo que respecta a la aplicación de medidas democratizadoras y aperturistas; segundo, dejaría bien claro que los socialistas tenemos la sincera intención de abrirnos a la sociedad y operar con completa transparencia, apostando incluso por medidas que pudieran parecer arriesgadas desde la perspectiva de quien ostenta el poder orgánico en un momento determinado y está dispuesto a aceptar la decisión mayoritaria de los militantes; y, finalmente, obligaría a quienes se postulan como candidatos a dirigir el partido a presentar su proyecto ante todos los militantes y hacer campaña de forma activa por las agrupaciones locales, entrando en contacto con todos y cada uno de los afiliados, en lugar de limitarse a conspirar con quienes supuestamente dominan los votos de los delegados que pueden garantizar una elección segura. Por si todo esto fuera poco, el sistema que aquí propongo conllevaría también la desaparición de un peligro siempre presente en la realidad cotidiana de nuestros partidos políticos: el trapicheo de favores a cambio del voto en los congresos. Una vez eliminada la figura del cacique local que garantiza los votos necesarios para ganar la carrera hacia la ejecutiva, también se elimina de una misma tacada este otro problema.

¿Que mi propuesta supone romper con el pasado? Cierto. ¿Que la elección directa que aquí defiendo es una apueta arriesgada? Sin duda. Y, sin embargo, ¿acaso una política progresista y de cambio no consiste precisamente en eso? ¿Hasta tal punto hemos olvidado nuestros principios que no nos atrevemos a proponer nada que pueda parecer distinto e innovador? Me gustaría pensar que no es el caso.

21 de junio de 2008

Algunas propuestas constructivas para mejorar el debate congresual.

Si hay algo que detesto en política es la mera crítica destructiva incapaz de proponer aunque sea esbozos de alternativas o soluciones a los problemas que se plantean. Por consiguiente, tras haber publicado un par de entradas criticando la forma en que se ha llevado a cabo el proceso congresual del PSOE de Sevilla, quiero dejar constancia aquí de unas cuantas ideas que quizá pudieran contribuir a solventar los problemas de los que he hablado.

No me queda más remedio que comenzar por lo más básico, aunque pueda resultar algo ridículo recordar cosas tan elementales. Nadie puede esperar que los militantes de base discutan y debatan seriamente los documentos de la Comisión Ejecutiva Federal y Regional si no nos son entregados con la suficiente antelación. Estos debieran ser publicados en el web del Partido al menos un mes antes del inicio del período de elección de delegados a los congresos. Se trata de la única forma posible de garantizar que las Agrupaciones Locales puedan organizar debates y sesiones de trabajo mínimamente serias donde la voz de los militantes pueda ser tenida en cuenta más allá de la mera retórica pseudo-demagógica de que hacen gala nuestros dirigentes con demasiada frecuencia.

Segundo, asegurémonos de que las Agrupaciones Locales no eligen a sus delegados al congreso por motivos espúreos que nada tienen que ver con la representación democrática. Por desgracia, las Asambleas Extraordinarias donde se llevan a cabo estas elecciones suelen destacar por la ausencia de debate sobre el contenido de las enmiendas y las distintas posiciones ideológicas y estratégicas que vayan a adoptar los candidatos. Por el contrario, lo que suele ocurrir se parece mucho más a una escenificación de estériles disputas internas cuyo único objetivo es alcanzar determinadas cuotas de poder personal y dirimir las cuitas entre tal o cual familia o clan. Cuando el debate no existe, cuando nadie expone sus puntos de vista en público, cuando los cerebros que organizan cada familia pasan consignas a los militantes fantasma que únicamente aparecen por la Casa del Pueblo para votar lo que les indican, parece imposible pensar que todo ello tenga como consecuencia un verdadero debate de ideas en el propio Congreso. Sencillamente, el proceso está viciado ya desde la base. Si se presentan varias candidaturas, que cada una tenga la posibilidad de exponer las razones por las que considera oportuno no integrarse en la que postula el Comité Local, que se debata y se discuta, que se intercambien las opiniones y se enriquezca la vida interna del Partido de verdad, más allá de las meras palabras.

Tercero, que el propio Congreso vaya encaminado principalmente a intercambiar las opiniones de los delegados, y no a evitar conflictos por temor a que los medios de comunicación magnifiquen las noticias sobre supuestas divisiones internas. El debate, en democracia, ha de ser de lo más lógico y normal. De hecho, la amplia mayoría de los ciudadanos lo asume así, aunque a nosotros nos cueste trabajo asumirlo y prefiramos apostar por las listas de integración y las crisis cerradas en falso para evitar dar la impresión de divisiones intrapartidarias. La realidad es que España cuenta con una democracia consolidada y madura. Los ciudadanos están hartos de artimañas y oligarquías partidistas (los tristemente famosos aparatos) y están exigiendo a gritos transparencia y auténtica democracia interna en nuestros partidos políticos. Si nuestros dirigentes no son capaces de afrontar siquiera el debate interno, ¿cómo pueden garantizar un mínimo de capacidad intelectual para el debate sobre soluciones y políticas que debe caracterizar cualquier democracia avanzada? Hay que abandonar de una vez por todas esos temores al pluralismo y el libre intercambio de ideas que provienen de un pasado en el que la sociedad española aún no había logrado asumir plenamente una mentalidad democrática. La transición hace ya tiempo que finalizó y las nuevas generaciones exigen otras formas de hacer política, más abiertas y transparentes, más participativas. Vivimos en una sociedad de la información, pero son aún demasiados los dirigentes que no han entendido el alcance de los cambios que dicha sociedad impone y pretenden hacer política al viejo estilo, controlando y manipulando la información de la que disponen. No parecen darse cuenta de que, en un mundo dominado por las nuevas tecnologías y la presencia constante de mensajes de lo más diverso en el gran zoco de las ideas, no hay forma de ponerle puertas al campo.

En fin, seguramente habrá otras muchas propuestas que podríamos hacer para mejorar nuestro proceso congresual pero que con estas líneas tenemos ya un breve esbozo con el que comenzar a trabajar.

8 de junio de 2008

Más impresiones del proceso congresual desde Sevilla.

Aún hay varias cosas que se me quedaron en el tintero con respecto al proceso congresual que estamos viviendo en el Partido Socialista y de las que me gustaría dejar constancia aquí.

Primero, la Ponencia Marco del Federal no se publicó en el web del PSOE hasta poco menos de una semana antes de la Asamblea de mi Agrupación Local, lo cual apenas nos dejaba tiempo para leerla, organizar los grupos de trabajo y proponer enmiendas. Por si eso fuera poco, resulta que la primera versión que subieron al servidor no incluía la numeración de los párrafos, algo estrictamente necesario para una labor como esta.

Segundo, el periodo de tiempo de que dispusimos para trabajar sobre la Ponencia Marco del Regional fue todavía inferior, pues se publicó en el web del PSOE de Andalucía unos cuatro días antes de nuestra Asamblea. El periodo, además, no podía haber sido menos indicado para este tipo de tarea, pues se trataba precisamente de un fin de semana. Como cualquiera puede imaginar, no es nada fácil ponerse a llamar frenéticamente a compañeros y compañeras para acordar el día y la hora de reunión en esas condiciones.

Y, finalmente, con respecto al proceso de discusiones en mi Agrupación Local, quizá se trate del único elemento de este periodo congresual del que he quedado más o menos satisfecho. Durante varios días, debatimos las distintas propuestas de enmienda activamente a través del correo electrónico y durante dos reuniones de trabajo que mantuvimos en la Casa del Pueblo. El día de la Asamblea, se leyeron todas y cada una de ellas, si bien es cierto que todas se aprobaron por unanimidad y sin ningún tipo de discusión. No obstante, este debate entre quienes mostraron mayor interés por trabajarse las ponencias sí que había tenido lugar con anterioridad a la Asamblea. Si acaso, el único motivo de insatisfacción que puede tener uno con respecto al transcurso de la Asamblea y la votación de delegados se refiere al hecho de que ésta tuvo lugar sin haberse producido ningún tipo de presentación previa de las tres candidaturas que concurrieron a la votación. En otras palabras, que los militantes votaron dependiendo del nivel de familiaridad que tuvieran con quienes componían las listas, pero sin haber tenido la oportunidad de haber oído siquiera una declaración de intenciones previa al momento de la decisión final.

7 de junio de 2008

Impresiones del Congreso Provincial Extraordinario de Sevilla.

Hace apenas unas cuantas horas que regresé a casa después de asistir al Congreso Provincial Extraordinario del PSOE de Sevilla. Para quienes no están familiarizados con estos asuntos, el Congreso Provincial Extraordinario es donde se discuten (al menos, se supone que se discuten) las enmiendas presentadas por todas las Agrupaciones Locales de la provincia a los documentos de ponencia marco para los congresos regional y federal. Además, también se eligen los delegados que nos representarán en dichos congresos. En otras palabras, que no tiene entre sus funciones elegir a la Comisión Ejecutiva Provincial con su Secretario General a la cabeza, algo que queda para el Congreso Provincial Ordinario.

Pues bien, ¿qué me ha parecido? La verdad es que uno no sabe por dónde empezar. Con respecto a la función esencial del encuentro (esto es, discutir y, si cabe, aprobar las enmiendas presentadas por las Agrupaciones Locales) la cosa ha dejado mucho que desear. Cada delegado podía apuntarse a la comisión que deseara de las dos que se habían organizado: la que discutiría la Ponencia Marco del Federal y la que debatiría la Ponencia Marco del Regional. En mi caso, me apunté a la del Federal. Se nos invitó a entrar en una amplia sala donde el ponente elegido por la Comisión Ejectiva Provincial comenzó a leer a velocidad de vértigo la numeración de las enmiendas planteadas e informarnos sobre si el grupo de trabajo de la dirección que se había reunido con anterioridad al Congreso las creía asumibles o no. Llegado este punto me parece importante subrayar lo de que la velocidad a que mencionaba las enmiendas era tan acelerada que en diversas ocasiones nos perdimos los asistentes y no acertamos a encontrar la página correcta que se estaba "discutiendo". Es más, el propio ponente se perdió en la marabunta de cifras al menos en dos ocasiones que yo pudiera contabilizar. En ningún momento hubo debate ni discusión alguna. Las enmiendas, sencillamente, se asumían o no y, en aquellos casos en los que no se asumían, se permitía a los representantes de las Agrupaciones Locales que las habían planteado defenderlas. Ahora bien, la "defensa" siempre consistió en una clarificación que a menudo era aceptada por el proponente y... ¡fin de discusión! Se añade a la lista de las enmiendas asumidas y... ¡todo solucionado! La única excepción a este estado de cosas fue una enmienda planteada sobre la marcha que implicaba la eliminación de unas 8 enmiendas ya existentes (lo que se denomina una "enmienda de transacción" en la jerga congresual). Ésta sí que se discutió, votó y rechazó, pero solamente después de haber sido transformada en "enmienda de adición" (esto es, propuesta para añadir un texto determinado al documento) a otro párrafo completamente distinto. Aparte de eso, poco más puedo reseñar de mi bochornosa experiencia. Ni "debate de ideas", ni discusión de enmiendas, ni votación sobre las mismas, ni nada de nada. El tren exprés pasó por la estación a velocidad de vértigo y ni siquiera nos enteramos. Y, por si todo esto fuera poco, resulta que mientras tenían lugar los "debates" de las ponencias también se realizó la votación personal y secreta para la lista de delegados, aunque en un principio la mesa del Congreso quería llevar a cabo esta votación... ¡a mano alzada! ¡Ahí es nada! ¡Olé la democracia!

En fin, que mi conclusión no puede ser más desoladora. Conmigo había una compañera que asistía por primera vez a un Congreso del Partido (comenzó a militar hace apenas dos años) y se llevó la peor impresión que uno pueda imaginarse. Al salir me comentaba (y con toda la razón del mundo) que para eso no hacía falta siquiera convocar un Congreso. Uno tenía la sensación de que nos habían engañado a todos con un tongo descomunal. ¿El resultado? La compañera a la que me refería se está planteando si la militancia política vale para algo y yo creo que he quedado escaldado por un buen tiempo. Si llego a saber que el Congreso Provincial Extraordinario iba a ser esto, prefiero pasar el día de hoy con mi esposa y tres hijos. Seguramente habrá después quien se queje en el Partido de la falta de compromiso político de los ciudadanos. O cambiamos esto o la sociedad va a pasar por completo de los partidos políticos, y con razón.

3 de junio de 2008

Asamblea de Presupuestos Participativos en mi barrio

Ayer tuve ocasión de asistir por primera vez a la asamblea de Presupuestos Participativos en mi barrio, Bellavista. Se trata de una idea aplicada por primera vez en la ciudad brasileña de Porto Alegre tras la victoria del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva y que pretende acercar el proceso de toma de decisiones sobre los presupuestos municipales a los ciudadanos, permitiéndoles que propongan, debatan y aprueben la inversión de una determinada cantidad de dinero público en aquello que crean más conveniente o necesario. En otras palabras, se trata de una herramienta de democracia participativa cuyo objetivo principal es involucrar al conjunto de los ciudadanos en la gestión de los presupuestos municipales, extendiendo con ello la corresponsabilidad política. Aquí en Sevilla, la idea fue sugerida (todo hay que decirlo) por la gente de Izquierda Unida cuando firmaron el primer acuerdo de gobierno con los socialistas hace poco más de cinco años.

En principio, creo justo reconocer que la experiencia es más bien positiva. Son varias las razones que me llevan a dicha conclusión: en primer lugar, ayer habría unas 300 ó 400 personas asistiendo a la asamblea de mi barrio que, de otra forma, es bien posible que jamás se hubieran implicado en la política municipal; segundo, es útil también como elemento de pedagogía cívica, introduciendo a muchos vecinos a los procedimientos lógicos y normales en la toma de decisiones de un Ayuntamiento; y, tercero, proporciona a la Administración local una herramienta valiosísima para estar al tanto del sentir de la calle. Por si fuera poco, a todo ello habría que añadirle otro factor que a mí me parece de extraordinaria importancia: la valentía de experimentar con nuevas ideas y métodos en una sociedad como la nuestra, que suele estar demasiado apegada a las tradiciones y las formas de siempre. Por todo ello, bienvenido sean los presupuestos participativos.

Ahora bien, esto no quiere decir que no haya también problemas y aspectos que mejorar. Así, en primer lugar, es auténticamente vergonzoso observar el extraordinario nivel de improvisación con que se afronta una reunión de este nivel y con esta asistencia. Entiendo que esto de la improvisación es algo muy propio de nuestra forma de hacer las cosas, pero ya va siendo hora de cambiarlo. No puede ser que se entregue a los vecinos un documento conteniendo el compendio de todas las propuestas con unos días de antelación y después llegue uno a la asamblea para encontrarse con un buen número de propuestas adicionales que no habían sido incluidas en el documento original. Esto no sólo demuestra un alto grado de improvisación, sino que además disminuye las posibilidades de que los ciudadanos lleven a cabo la deliberación y reflexión necesarias para que todo el proceso funcione correctamente. En segundo lugar, también me llamó enormemente la atención que algunos vecinos acudieran a la asamblea con la intención de votar por tal o cual propuesta que les interesaba a ellos particularmente y abandonaran la sala de reunión en cuanto dicha votación hubiera finalizado, mostrando bien poco interés por los asuntos del resto de la comunidad. Aquí es necesario, sin duda, hacer un mayor esfuerzo en el aspecto de pedagogía cívica al que me refería algo más arriba. Quizá mereciera la pena que la presidencia de la mesa dirigiera unas palabras a los asistentes sobre este tema antes de comenzar los debates y votaciones. Tercero, y esto es algo que a lo mejor solamente se aplica a mi barrio, creo que es digno de mención el hecho de que las propuestas que hicieron los vecinos se diferencien más bien poco de las que podrían haber hecho los representantes municipales, adoleciendo por lo general de una falta de imaginación y ambición apabullantes. He de reconocer la parte de culpa que me compete a mí, pues no participé en el proceso con ninguna propuesta (algo que, espero, podré solventar el año que viene), pero es un poco vergonzoso comprobar que la amplia mayoría de propuestas, lejos de sugerir soluciones creativas e innovadoras a los problemas que tenemos planteados, no pasan de exigir la reparación de una acera aquí o la organización de una fiesta vecinal (llámese carnaval, feria, velada o discoteca) allá. En definitiva, cacao para el mono, el viejo y conformista panem et circenses. Por último, he de mencionar otro asunto que me preocupa con respecto al proceso de presupuestos participativos, y es que el Ayuntamiento parece caer en cierta dejación de funciones con la excusa de que los propios vecinos pueden presentar sus propuestas en la asamblea vecinal. No es la primera vez que oigo, en este sentido, a un concejal o a un Director de Distrito, sugerir que una propuesta de arreglo de la vía pública o de mejora de la seguridad de los peatones en un determinado cruce se lleve a los presupuestos participativos como toda respuesta. Debiera quedar bien claro que el Gobierno de la ciudad tiene unos deberes en lo que respecta al mantenimiento de las infraestructuras y servicios que son irrenunciables y no pueden dejarse al buen tuntún de lo que se decida en una asamblea vecinal. En otras palabras, los presupuestos participativos no pueden tomarse como la excusa perfecta para aplazar la rotura del mobiliario público en una plaza o para dejar de limpiar una determinada parte de la ciudad y eso, me temo, está sucediendo en algunos casos.

Ponencia Marco del 11 Congreso Regional del PSOE de Andalucía

Si ayer escribía en términos elogiosos de la Ponencia Marco del Congreso Federal, hoy no me queda más remedio que ser bastante más crítico con la Ponencia Marco del 11 Congreso Regional del PSOE de Andalucía (ver otros documentos y más información sobre este congreso aquí). Casi pareciera que, tras los desastrosos resultados del Partido Andalucista en las recientes elecciones autonómicas andaluzas (perdieron la representación minoritaria que tenían en el Parlamento andaluz poco después de verse apeados también de casi todos los Ayuntamientos de las grandes capitales en la región), algún estratega del Partido haya visto la luz y haya decidido apostar firmemente por un firme viraje hacia el andalucismo más descarnado. Por si cabe alguna duda, he aquí un simple botón de muestra. Se trata del párrafo 299 de la ponencia que comentamos:
Nuestra principal referencia es el padre de la patria andaluza, Blas Infante, que ya nos marcó la vía de la cohesión y la concertación a seguir cuando, hace camino ya de un siglo, nos exhortó, en referencia a la transformación de Andalucía, que, "a la hora de la resurrección, contribuyamos todos con todo nuestro entusiasmo, que todos nos sintamos igualmente redentores".
¡Ahí es nada! El texto no tiene desperdicio, la verdad. Para empezar, cuesta trabajo creer que un socialista considere a Blas Infante "nuestra principal referencia". Sus opiniones serán todo lo respetables que se quiera, pero de ahí a convertirle en referencia del socialismo andaluz media un abismo. Uno, en su infinita inocenia, siempre había pensado que nuestros referentes eran personajes como Pablo Iglesias, Julián Besteiro, Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos o Victoria Kent (sí, soy consciente de que Kent no fue militante del PSOE, sino del Partido Radical Socialista de Marcelino Domingo y Álvaro de Albornoz, lo que no quita para que se le pueda considerar como representante de nuestra tradición), entre muchos otros personajes anónimos que entregaron su vida a la causa del socialismo en nuestra tierra. Pero ahora resulta que uno estaba equivocado y nuestro referente "principal" (según la ponencia) no es otro que el mismo individuo que en su momento nos legara citas como las siguientes:
Nosotros no podemos, no queremos, no llegaremos jamás a ser europeos. ¡Europa no; Andalucía!
Europa fue nuestra conquistadora (la de Al-Andalus) y Castilla la avanzada de su ejército que contra nosotros peleó.
Rechacemos la representación de un Estado que nos deshonra. Declarémonos separatistas de este Estado. (...) Avergoncémonos de haberlo sufrido y condenémoslo al desprecio.
En fin, que se trata de una auténtica bacanal pseudo-nacionalista que bien poco tiene que ver con la tradición ilustrada, humanista y universalista del socialismo. ¿A qué vienen esas referencias a los padres de la patria? ¿A qué esas reivindicaciones de la identidad colectiva entendida siempre de forma folklórica e impositiva? La mencionada ponencia necesita un buen remozado que, esperemos, se lleve a cabo durante las sesiones del 11 Congreso Regional. Los socialistas andaluces no tenemos necesidad de adoptar el vocabulario y las maneras de los nacionalistas para demostrar nuestro amor por la tierra ni defender nuestra labor en pos de la construcción de una Andalucía más justa. Eso lo venimos haciendo durante las tres últimas décadas con algo mucho más importante que la simple retórica separatista y patriotera: los hechos de nuestras políticas.

2 de junio de 2008

Ponencia Marco del 37 Congreso Federal del PSOE


Me ha encantado la Ponencia Marco para el 37 Congreso Federal del PSOE que hemos venido discutiendo desde hace aproximadamente un mes o así. De hecho, en buena parte defiende un proyecto muy similar a lo que yo denomino aquí socialismo ciudadano: adaptación de las políticas progresistas a la sociedad de nuestros días, reivindicación de un Estado ágil y eficiente, primacía de la educación para competir en una economía global, atención a la investigación y la innovación como claves de una sociedad dinámica y capaz de adaptarse a los cambios, aplicación de las nuevas tecnologías y su integración en nuestro quehacer cotidiano, apuesta por las energías alternativas (echo de menos siquiera una sola referencia a la necesidad de promover el ahorro energético, sin embargo), defensa de la gobernanza global, etc.

Ahora bien, donde verdaderamente creo acertado el documento es en las reformas que promueve para adaptar la estructura del Partido Socialista a los cambios que se están produciendo en la sociedad. Así, propone, en primer lugar, la creación de Agrupaciones Municipales en las grandes capitales para dotarlas de la autonomía y la capacidad suficientes que les permita elaborar unas políticas urbanas sólidas y homogéneas, en lugar de verse sometidas a los reinos de taifas que predominan en la actualidad. En segundo lugar, propone que las Agrupaciones Locales del Partido en esas mismas grandes ciudades se amolden a la división político-administrative en distritos municipales para aumentar su eficiencia en la defensa de la resolución de todos aquellos problemas que afectan a los ciudadanos en su vida cotidiana. Y, finalmente, crea la innovadora figura del Coordinador de Sección Electoral para llevar las políticas del Partido a todas y cada unas de las secciones electorales repartidas por el territorio nacional, así como llevar las inquietudes de los ciudadanos a la organización del Partido. Todo esto es, sin lugar a dudas, más que necesario en unas circunstancias en las que los socialistas nos estamos desangrando electoralmente precisamente en las grandes ciudades, donde las nuevas clases medias llevan la voz cantante y prefieren mirar hacia otras fuerzas políticas para defender sus ideas e intereses. Si no nos adelantamos a estos cambios, corremos el riesgo de reaccionar demasiado tarde, como sucediera en su momento en el Norte de Europa donde la derecha hace tiempo que consiguió hacerse con la hegemonía política, interrumpida tan sólo temporalmente por cortos periodos de gobierno de la izquierda aquí y allá.

Por último, también me parece interesante la propuesta de crear la figura del cibermilitante, aunque no está lo suficientemente definida en el texto como para hacerse a la idea de la forma concreta que pueda adoptar en último término. Queda claro, creo yo, que el Partido se encargará de poner a la disposición de estos "militantes virtuales" las herramientas que les hagan falta para llevar a cabo su tarea (acceso a la red corporativa, herramientas, foros de discusión de ideas, etc.). Asimismo, creo que también se tiene la intención de que estos militantes puedan ejercer su derecho al voto de forma virtual. Ahora bien, no queda nada claro hasta qué punto aquellos que ya militamos en el Partido y nos encuadramos en una Agrupación Local pero que usamos las nuevas tecnologías a diario también podremos sumarnos al grupo de los cibermilitantes, ni tampoco cómo se formalizará dicha "doble militancia", entre otras muchas cosas. En fin, que parece claro que los autores del texto simplemente querían lanzar la idea para que sean ahora los militantes quienes le den forma en los debates precongresuales, en el Congreso mismo y, por supuesto, en las conferencias políticas que casi con toda seguridad habrán de seguirle.

En definitiva, que la Ponencia Marco me parece un documento extraordinariamente valioso para el PSOE en esta encrucijada en que nos encontramos. Por cierto, que las discusiones que han estado teniendo lugar en el grupo de discusión que se ha montado en Facebook sobre este tema han sido de lo más interesante y han venido a demostrar el enorme potencial de la aplicación de las nuevas tecnologías a la política socialista.

Primer mensaje: declaración de intenciones

Si los excesos del comunismo dejaron bien claro en su momento que la socialdemocracia era la única respuesta constructiva dentro de la izquierda, los cambios sociales que se han ido desarrollando desde los años noventa a esta parte (aparición y consolidación de las nuevas clases medias, globalización, problemas ecológicos, irrupción de las nuevas tecnologías, prevalencia de lo fluido e indeterminado sobre lo sólido y sistemático, etc.) también exigen la adaptación del socialismo a las nuevas circunstancias. Desde aquí, reivindico un socialismo cívico y ciudadano capaz de afirmar la autonomía de la sociedad civil como agente de la creación, la innovación y los cambios necesarios en este nuestro siglo XXI, ayudado por un Estado ágil y eficiente capaz de promover el máximo de oportunidades para todos y todas. En otras palabras, la combinación de libertad e igualdad que caracterizan al socialismo democrático.