10 de noviembre de 2008

Convocatoria para el día siguiente o el paradigma de lo impresentable.

Seguramente, hubo un tiempo en que el ciudadano de a pie hasta tuvo la esperanza de que quienes se encargaban de dirigir nuestros partidos políticos tuvieran una mínima preparación y fueran capaces de saber organizar las cosas con eficacia y eficiencia. Pero eso, si alguna vez sucedió, fue hace ya muchísimo tiempo. Hoy, por el contrario, todo el mundo sabe ya qué se cuece en las altas esferas y cómo se llega ahí, por lo que son bien pocos los que hacen gala de tanta ingenuidad. Más bien al contrario, el ciudadano asume que los partidos políticos están repletos de enchufados que se han ganado el puesto no por méritos propios, sino haciéndole seguidismo al jefe. Y lo más triste de todo es que, visto lo visto, a uno le quedan pocos argumentos con los que contrarrestar dichas opiniones, la verdad. De muestra, un botón: quienes representan a las Agrupaciones Locales de la capital recibieron el pasado viernes una invitación de la Secretaria de Organización convocándoles a asistir a la reunión del Comité Ejecutivo Provincial... al día siguiente. Se me ocurren muchas ideas sobre dicha convocatoria, pero ninguna de ellas es muy positiva.

Veamos. En primer lugar, enviar la convocatoria de una reunión que va a tener lugar el día después de cursada representa una enorme falta de consideración. Indica, entre otras cosas, que no se tiene respeto alguno por el tiempo del militante al que se envía la convocatoria. Se asume, de hecho, que el receptor de la invitación ha de sentirse tan halagado por la misma que procederá inmediatamente a cambiar toda su agenda para el sábado, llueva, nieve o granice. Pero es que, además, demuestra la poca importancia que se concede a la compaginación del trabajo, la militancia y la familia, por más que la idea siempre esté presente en los discursitos. Como de costumbre, a quienes más prejudica dicha actitud es precisamente a las mujeres, que siguen encargándose de una parte desproporcionada de las tareas domésticas, desgraciadamente.

Pero es que, segundo, el comportamiento aquí reseñado demuestra una concepción autoritaria y arcaizante del poder, pues entiende que el militante de base (incluso el representante de las Agrupaciones Locales en el Comité Ejecutivo Provincial) está a mandar, plenamente supeditado al antojo de la dirección. En otras palabras, que demuestra una concepción piramidal del poder en la que el representante se limita a cumplir lo que le indiquen desde arriba, supeditado a lo que se decida en las altas esferas. Ni que decir tiene que esta actitud deja entrever una filosofía poco democrática de la vida interna del partido, en la que la dirección asume y dispone, y el resto de la "tropa" sigue las órdenes. Se trata, evidentemente, de un modelo organizativo piramidal, en el que la información fluye siempre de arriba abajo.

Por último, no sé si se han parado siquiera a pensar en el hecho de que convocatorias de última hora como ésta (de hecho, como casi todas las que hacen) distorsionan el proceso de democracia representativa hasta hacerlo irreconocible. Sencillamente, ¿qué representante tiene tiempo para discutir con sus compañeros de Agrupación los puntos del orden del día que se van a tratar en el Comité Ejecutivo Provincial si recibe la convocatoria con menos de 24 horas de antelación? Ni que decir tiene que el representante en cuestión sólo podrá representarse a sí mismo en los debates que tengan lugar. ¿Cómo va a poder llevar la voz de la Agrupación al Comité Provincial si ni siquiera se le ha informado del día, la hora, el lugar y los temas a discutir con la suficiente antelación? Se trata, obviamente, de una mascarada de democracia.

Soy perfectamente consciente de que el PSOE de la provincia de Sevilla está viviendo unos momentos difíciles en los que se está viendo un enfrentamiento muy duro entre dos sectores de la militancia (algo que, por otro lado, parece de lo más normal en el caso del PSOE de Sevilla, que casi parece estar abocado a este tipo de divisiones de forma eterna por algún tipo de castigo divino), y que lo más probable es que la invitación se haya cursado a última hora precisamente con la intención de que los representantes de las agrupaciones de la capital no acudan. Independientemente de que ello ya sea lo suficientemente serio como para ilustrar el nivel de conciencia democrática que puedan tener quienes dirigen el cotarro, lo verdaderamente triste es que incluso en aquellos casos en los que no hay tal división o confrontación interna se producen este tipo de incidentes. En fin, que la desorganización, la ineficiencia y la improvisación constantes se han asumido con tanta naturalidad que hay hasta quien lo ve como un rasgo del ser andaluz, un hecho del que estar orgulloso. No me cabe duda por ello que este tipo de vergonzoso comportamiento no se limite ni mucho menos a tal o cual "familia" o grupo de poder.

7 de noviembre de 2008

Los socialistas franceses eligen entre seis candidaturas por sufragio universal directo y secreto.

Comparado con el numerito de nuestro Congreso Provincial aquí en Sevilla —no entremos siquiera a valorar el proceso de elección de los comités locales, con gestoras y suspensiones de militancia incluidas—, resulta refrescante leer cómo se las arreglan los compañeros socialistas franceses para presentar nada menos que seis candidaturas diferentes de cara a su próximo congreso, que se celebrará la semana que viene. Es más, la noticia publicada por La Vanguardia se cierra con los siguientes dos párrafos que casi hacen que se me caiga la baba:
De aquí al congreso se espera que se lleven a cabo negociaciones para formar eventuales alianzas entre esas cuatro facciones para hacerse con el control de la formación socialista, y designar al próximo primer secretario, un puesto para el que Royal había dicho hace unas semanas que no pensaba presentarse.

Los militantes serán de nuevo los que elijan en otra votación el día 20 al sucesor de Hollande, que lleva once años al frente de la formación, y del que no se excluye que se presente como candidato socialista a las próximas presidenciales francesas, que deben celebrarse en 2012.

Ciertamente, no es oro todo lo que reluce, pero menos da una piedra. ¡Ya quisiera yo algo así aquí en España! Conversaciones de pasillo, todas las que se quiera. Negociaciones en salas cerradas, lo mismo. Acuerdos entre las distintas corrientes, ídem de ídem. Ahora sí, que los candidatos hagan campaña, debatan y se ganen el voto de los militantes uno a uno donde hay que ganárselos, en las urnas.

Aquí, con nuestro pesismismo vital de siempre, no faltan los compañeros que me han saltado con aquello de: "claro, es que en Francia estamos en la oposición, así que no me extraña que hagamos esto para motivar a las bases". A lo cual no queda sino responder con una pregunta obvia: ¿y en la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana, Murcia o La Rioja cuándo fue la última vez que gobernamos y no nos aplicamos el cuento? En fin, que más vale ponerse las pilas y hacer un esfuerzo por democratizar el partido y abrir las ventanas para que se airee porque, de lo contrario, pintan bastos, sobre todo ahora que se le ven las orejas al lobo de la recesión.